jueves, 14 de noviembre de 2013

Trueque

Después de un año sin abrir el correo que sólo uso para poder escribir aquí, me encuentro con un "trueque". Cómo pasan las cosas tan raras: acabo de reclamar situaciones que no me contaron y ahora me encuentro en los zapatos del otro. ¿Es válido no decir nada a quien se supone debes lealtad y confianza para no inquietarlo o lastimarlo?, ¿para que siga confiando en uno a sabiendas que el otro puede actuar de igual manera?

Un poema recibido ¿debe ser un secreto?, no lo sé, podría pensar que es el "karma" para quien ocultó algo por ejemplo, o simplemente venganza para uno, si es que actúa de la misma manera que el otro lo hizo.

En este momento prefiero la venganza, callar igual que tú. Y si no quiero sentirme culpable simplemente diré lo que es: una casualidad que llegó en el momento adecuado (aunque al parecer tiene meses en la bandeja de entrada). Ahora hay una ventaja en no abrir en más de un año el correo que te da acceso a tu blog, admito que la parte de los viejos acechos es inquietante.

El remitente sabe muy bien que  Benedetti es de mis predilectos.


Me das tu cuerpo patria y yo te doy mi río
tú noches de tu aroma / yo mis viejos acechos
tú sangre de tus labios / yo manos de alfarero
tú el césped de tu vértice / yo mi pobre ciprés

me das tu corazón ese verdugo
y yo te doy mi calma esa mentira
tú el vuelo de tus ojos / yo mi raíz al sol
tú la piel de tu tacto / yo mi tacto en tu piel

me das tu amanecida y yo te doy mi ángelus
tú me abres tus enigmas / yo te encierro en mi azar
me expulsas de tu olvido / yo nunca te he olvidado
te vas te vas te vienes / me voy me voy te espero.



1 comentario:

Anónimo dijo...

Vaya que si