lunes, 11 de junio de 2012

Crónicas desde el ombligo parte I


Dices que sientes miedo mucho antes de llegar a casa, me pregunto si te preguntas qué siente alguien que parió hace un año y que desde hace 8 meses lo que lleva consigo y se adueña de ella es una tristeza infinita, lo único que podría desahogarla es vomitar sus entrañas heridas e infectadas de tal sentimiento que aflora 3 veces por semana: manejando, escuchando la radio sin poner atención, llevando en su cabeza que no es novedad que llegues tarde y peor aún en cuanto llega su hijo a casa sea tan indiferente con ella por dejarlo todo el día encargado y si ella no lo llamó por la mañana  mucho menos querrá darle los brazos. En verdad me pregunto si te lo preguntas.

Hace sacar lo peor de tí, hace sacar lo peor de ella y en el punto más extremo y desesperado recurrirá al imbécil de quien aprendió a retar de manera violenta.

Su personalidad comienza a desaparecer, la rutina se la está comiendo, ha intentado huir pero tontamente cree que la mala racha pasará, tontamente todo este tiempo ha creído que Sí la ayudarás, pero ya es tarde: aprendiste su método: el silencio, que acabará con ambos...

                                                                            Y el mundo sigue girando.